REY DE CORAZONES. CAPÍTULO 37. Un paréntesis
REY DE CORAZONES. CAPÍTULO 37. Un paréntesis
Tristan abrió los ojos despacio, sin prisa, como si su cuerpo se resistiera a aceptar que el día tenía que seguir. Lo primero que vio fue el cabello de Cally, extendido sobre la almohada, y su respiración suave, acompasada, pegada a su pecho. Estaba acurrucada contra él, tan cerca que podía sentir el calor que desprendía incluso dormida.
Durante unos segundos no se movió. La observó en silencio, intentando asimilar lo que había pasado. Sabía que aquello podía convertirse fácilmente en un desastre monumental, pero aun así no podía sentir ni una gota de arrepentimiento. Cally era como en infierno conocido, como ese pecado que se disculpa con el instinto porque pase lo que pase no puedes hacer nada por evitarlo. Ella era su instinto.
Le acarició el brazo con suavidad, siguiendo el contorno de su piel, y luego le dio la vuelta para abrazarse a su espalda, hundiendo el rostro en su cabello. Olía a jabón, a algo limpio y dulce.
—Así que todavía e