CAPÍTULO 81. Miedo y mentiras.
CAPÍTULO 81. Miedo y mentiras.
Raven abrió apenas los ojos y el mundo le pareció borroso, como si alguien hubiera pasado un trapo húmedo por la realidad. La luz artificial de una lámpara de araña la obligó a entornar los párpados, y tardó unos segundos en entender dos cosas: uno, que no olía a hospital; y dos, que ese techo no era el de su casa.
Así que no tenía ni idea de dónde estaba.
Intentó llevarse la mano a la frente y sintió el tirón de la vía. Bajó la vista: una aguja, cinta médica, suero que goteaba a ritmo perezoso. Se le heló el estómago en un segundo. El cuerpo le pesaba y la boca le sabía amarga, como metal. Se incorporó apenas, con ese vértigo viscoso que da cuando el suelo parece moverse. No había monitores, ni pitidos, ni enfermeras. Había cuadros abstractos, una lámpara minimalista, muebles de diseño. Demasiado perfecto. Demasiado caro. Demasiado no hospital.
—¿Dónde…? —alcanzó a susurrar, y la voz le salió rota, como si hubiera pasado el día gritando.
En ese momento