CAPÍTULO 69. Emoción y entradas dramáticas
CAPÍTULO 69. Emoción y entradas dramáticas
El sol entraba tímidamente por las cortinas de la habitación principal de la mansión Harrelson, y un resplandor dorado bañaba la enorme cama donde Rowan y Raven amanecían abrazados, con las sábanas enredadas entre sus cuerpos y una paz que parecía recién estrenada. Él aún tenía un brazo alrededor de sus pechos, y ella se acurrucaba contra su costado, como si no quisiera que el momento terminara jamás.
—¿Ya hay que ir a trabajar? —murmuró Raven, con la voz aún adormilada.
—Quisiera decirte que no —respondió Rowan, besándole la frente—. Me gustaría quedarme así un rato más, pero apenas abra la Bolsa sabremos si la cagué monumentalmente o si soy doblemente millonario.
—¡Uy, pues de pie, lobo feroz, que yo quiero ver cuánto ganaste! ¡Lo único que me molesta es que no podré verla la cara a Ulises y a Ottavio cuando se enteren de que eres doblemente millonario! —exclamó ella lanzándose de la cama con una energía inesperada.
—¡Dios, si eres tierna y