CAPÍTULO 25. Verdades y bodas
CAPÍTULO 25. Verdades y bodas
La respuesta simple, obvia, y tenía que ser directa porque aunque Raven estaba al borde de la paranoia, era mejor eso que morir a manos de la gente en la que confiaba. Así que se giró hacia Jessica y le sonrió con agradecimiento, sabiendo que era la única que no se estaba molestando en ocultarle la verdad.
—Debí estar muy tonta para siquiera considerar casarme con un cerdo como Ulises —dijo mientras hacía un gesto de asco y se ajustaba por enésima vez el velo sobre su peinado, y su voz sonó más indignada que avergonzada.
Jessica soltó una risita y levantó la copa de champaña que tenía en las manos.
—¡Créeme, eso mismo pensé yo y unos cuantos más! Solo que nadie se atrevía a decírtelo en voz alta y cuando yo lo hice me trataste como una enemiga —aseveró Jessica—. Pero me alegro de que hayas entrado en razón y no te cases con él. Eso sí, preferiría que entendieras que no tienes que casarte con nadie, ni con Ulises, ni con Rowan, ni con ningún otro apellido