CAPÍTULO 24. Un Club de Reyes y una amiga sincera
CAPÍTULO 24. Un Club de Reyes y una amiga sincera
El juego en el Club avanzaba en un silencio cómodo, como los que solo se dan entre amigos que han estado en todas: negocios turbios, madrugadas borrachas, peleas a puño limpio por orgullo o lealtad, y decisiones que podían haber destruido imperios… pero no la amistad entre ellos.
Eran más que amigos.
Se conocían desde hacía años, desde mucho antes de que todos fueran multimillonarios con jets privados y secretos enterrados en media Europa. Habían crecido juntos en internados de élite, se habían salvado el pellejo mutuamente más veces de las que podían contar, y aunque cada uno era un desastre a su manera, la lealtad entre ellos era absoluta.
Con ellos Rowan jamás había tenido que fingir, habían estado a su lado esos primeros seis meses de parálisis verdadera, en las cuatro operaciones y en cada fisioterapia hasta que había empezado a moverse de nuevo. Y sabía que contaba con todos para su venganza.
La baraja de cartas era casi un ritu