Amanda estaba en su habitación caminaba del ventanal a la puerta, estaba furiosa por la situación más controversial que ahora tenía. Oyó las risas de los niños, el hijo del vecino jugando con Santi mientras Vitto los observaba con una gran sonrisa en su boca. Ella no pudo evitar recordar cuando le comentó de su embarazo y la actitud digna de él.
–Vitto, estoy embarazada,.. .
–Estoy embarazada de seis meses –declaró ella logrando que no le temblara la voz–. Está siendo un embarazo fácil, sin complicaciones. No quería decir nada hasta que pasara un tiempo, hasta que se me notara...
Pero ya no podía seguir ocultándolo y pensé que tampoco debía hacerlo.
–¿Quieres que te felicite?
–Solo si te incluyes en la felicitación.
Se hizo un tenso y breve silencio.
–¿Quieres decir que quien te ha dejado embarazada soy yo?
–Sí.
–¿Estás segura?
–Sí.
Vittorino clavó sus grises ojos en los de ella. No había censura en su expresión, ni enfado, ni sorpresa y ni siquiera decepción.
–Los dos tomamos precauc