Vittorino, que la escuchaba con atención y una serenidad tensa, observó cómo ella tomaba el móvil sin sospechar nada. La pantalla mostraba el nombre de Fran con un tono amistoso que a Vittorino le cayó como un golpe seco en el pecho.
Amanda conversaba con Fram
La voz cálida de Fram llenó el silencio de la habitación, explicándole la invitación para pasar el día juntos, preocupado porque Santiago ya había partido y ella podía sentirse sola. Le propuso llevarla a distraerse.
-Te quiero invitar para pasar el día juntos y que la casa no la sienta tan vacía, por la ausencia de Santi, cariño.
Mientras Amanda respondía con suavidad, agradecida por el gesto, una sombra oscura se dibujó en el rostro de Vittorino.
No era celos… o quizá sí. Pero también había indignación, confusión… y algo más profundo que él no se permitía admitir.
La mirada de Vittorino se endureció. Amanda sintió el cambio en el aire como un latigazo, como si el ambiente se hubiese llenado de electricidad. Asi que decidió p