REINA DE HIELO. CAPÍTULO 23. Crédito ajeno
REINA DE HIELO. CAPÍTULO 23. Crédito ajeno
Nos miramos por un segundo demasiado largo, pero por suerte la señora Evalina es como un apagador natural de volcanes, y después de dos cafés medio fríos y de casi incendiar en un descuido el escritorio de Viktor, por fin los dos logramos enfocarnos en la razón por la que estoy aquí.
—Aquí está —le digo entregándole el cuaderno—. Tal como lo pediste.
Viktor lo toma y luego asiente; y lo lanza a su caja fuerte sin necesidad de revisar nada.
—Gracias —dice con voz baja—. ¿Y cómo va el proyecto real?
Me acomodo en la silla sin esperar permiso, porque ya no estamos en esa fase de formalidades, creo.
—Va como se espera —respondo, entrelazando los dedos sobre el regazo—. Todavía necesitamos al menos un año más antes de pensar en pruebas físicas, pero me gustaría empezar el prototipo.
Él alza una ceja, apenas, pero me doy cuenta de que le interesa. Camina hasta su silla, se sienta con esa elegancia sobria que tiene, y apoya los codos sobre el escrit