Mundo ficciónIniciar sesiónEl martes amaneció con cielo que amenazaba lluvia pero no la entregaba. Stephano había pasado la noche en habitación que solía ser suya pero ahora se sentía como cuarto de huéspedes en su propia villa. Las paredes que conocía de memoria se habían vuelto extrañas. Todo era extraño ahora.
El zumbido llegó alrededor de las diez de la mañana. Bajo. Insistente. Como insecto gigante buscando entrada.
Igor apareció en la terraza con pistola en mano antes de que Stephano pudiera procesar lo que estaba escuchando. El drone era pequeño. Negro. Profesional. Flotaba a tres metros de altura con sobre blanco colgando de su mecanismo de entrega.
—No lo toques.







