Danna no recordaba cómo logró conciliar el sueño, pero cuando despertó con el sol filtrándose por su ventana, todo parecía una pesadilla distante. Hasta que vio su teléfono y los mensajes de Liam seguían ahí, tan reales como el dolor de cabeza que latía en sus sienes.Nerea ya se había ido al hospital. Mejor. No tenía energía para inventar explicaciones.Se duchó dejando que el agua caliente destensara sus músculos. Hoy era el día. Editorial Vidal. La reunión que podía cambiar su vida. Debería estar emocionada, nerviosa por las razones correctas.En cambio, solo sentía pavor.Se vistió con su único traje—pantalón negro y blusa blanca. Nada especial, pero presentable. Se recogió el pelo en un moño bajo y apenas se maquilló. En el espejo, vio a una mujer que parecía estar yendo a su ejecución, no a su gran oportunidad.A las nueve y media bajó del metro frente al edificio de cristal y acero donde estaba Editorial Vidal. Imponente. Intimidante. Las puertas giratorias la escupieron a un v
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