Las palabras del pequeño Xavier, silenciaron a todos, no obstante, el primero en reaccionar fue el propio Matteo.
—Abuelo tranquilo, no te preocupes. Gálata y yo teníamos algunas divergencias, aunque ya las hemos resuelto de buena manera, por eso estamos aquí y bueno, las palabras de mi hijo no están fuera de la realidad, porque he hecho el propósito en mí, de cada día seducir a mi esposa y recordarle las cosas por las cuales se enamoró de mí y decidió construir una vida junto a mí.
Sonrió de oreja a oreja, dejando ver la perfecta dentadura, mientras la miraba con una expresión de ternura en su rostro, lo cual hizo que Gálata sintiera un vuelco en el estómago y se diera cuenta de las razones para haberse enamorado de él en el pasado, así fue como lo idealizó y lo recordaba cuando ella era una niña y él un adolescente.
Ante las palabras de su nieto, las muestras de afecto entre él y su esposa, más la demostración de amor en ese juego de luces de fu