Mundo ficciónIniciar sesión—Vamos ahora —dije, el papel con el mensaje de Damián arrugado en mi puño—. Cada segundo que esperamos es otro segundo que Magnus los tortura.
—Es trampa obvia —respondió Zane, su voz plana—. Magnus quiere exactamente esto. Quiere que corras hacia él sin pensar.
—¡Entonces qué sugieren! —explotó—. ¿Los abandonamos? ¿Dejamos a Damián y Elena y nueve de nuestra gente morir?
—Damián aceptó el riesgo —dijo uno de los lobos desde atrás, un macho llamado Reed—. Sabía a lo que iba. Todos lo sabíamos.







