Mundo ficciónIniciar sesiónLa luz plateada me envolvió como agua líquida.
No era como antes. Cuando tomaba poder de la luna, era como beber de un río. Esto era como ser el río.
Y entonces la escuché.
No con oídos. Con algo más profundo. La voz de la luna misma, antigua como el tiempo, resonando en mis huesos.
"Vida por vida, pequeña hija. Acepto tu ofrenda."
—¿Qué... qué eres? —Las palabras salieron de mi boca pero no sentí que las dijera.







