—¡¡No!! —gruñeron todos los hombres de la habitación.
—Les recuerdo que soy un agente al igual que ustedes —se queja.
—Lo sabemos —habla Esposito con suavidad—. Pero lamentablemente eres la que más riesgo corre dentro de ese club.
—Medina también corre riesgo —señala Noe.
—No te preocupes por mí, muñeca, sé cuidarme solo —bromea el aludido.
—No me preocupo por ti —entona con dientes apretados—. Ni me afligiría que te dieran un tiro en medio de la frente.
—Mientes muy mal —suelta con humor el morocho.
—Ya, termínenla de una vez —interviene Esposito—. Medina es quien se va a infiltrar como stripper y Alba va a cuidar su espalda junto a los demás —dicho el mandato se levanta y sale del lugar dejándolos a todos con la palabra en la boca.
—Bueno —suspira Ian—. Deberías ir comprando una zunga de leopardo —bromea ganándose un manotazo del aludido en la nuca.
—No hará falta —Gaby le sonríe de costado—. Ya tengo una.
—No podría ser de otra manera —expresa Noe cuando lo ve levantarse.
—¿Quisie