El cuerpo del morocho encerraba protectoramente al cuerpo de Noe, después de escuchar esas palabras emitidas por la chica. No quería saber exactamente la historia detrás de esa exclamación, pero el querer protegerla, ayudarla y hacerle saber que ya nada le iba a pasar, era más fuerte que su deseo por ignorar la desagradable experiencia en la vida de la joven. Sabía perfectamente que, si tenía conocimiento de cada detalle catastrófico de lo ocurrido, no iba a saber cómo sobrellevarlo. Pero debía saberlo porque ella necesitaba sacar toda esa mierda de adentro.
—¿Quieres contarme lo que pasó? —indaga con cuidado el morocho, pero rápidamente niega con la cabeza y la acomoda para que quede frente a él y pueda mirarlo a los obscuros ojos—. Necesito que me cuentes lo que pasó —le pide casi en una súplica.
—¿Por qué? —cuestiona ella.
—Porque necesito saber y hacerte saber que ya todo está bien. Porque necesito que me cuentes para poder sostenerte y protegerte. Porque necesito saber que el cul