Noe comienza a removerse en el lugar cuando el sueño la está abandonando dándose cuenta que no está sola en la cama, que unos grandes y fuertes brazos la están rodeando de manera protectora. Sin más remedio, los acontecimientos de la noche anterior vuelven a su memoria. Sin querer darle vueltas a nada más y sabiendo que ella tiene que estar en otro lugar, muy despacio sale de los brazos de Gaby para luego salir de la cama sin hacer nada de ruido para no despertarlo y dejarlo descansar, siendo consciente de que él se quedó hasta muy tarde cuidando de ella.
Al pararse a un lado de la cama, observa al morocho con toda su gloria al descubierto. Con una pequeña sonrisa, lo cubre con delicadeza con las sábanas y se gira para ir a buscar su ropa y dirigirse hacia el baño para vestirse sin despertarlo.
Una vez en el baño mira en el espejo su rostro dejando ver sus enormes ojeras y los ojos hinchados del llanto de la noche anterior. Con un leve suspiro decide no darle más importancia a lo mal