Cuando el cierre bajó del todo, ella lo mira sobre su hombro y le agradece antes de comenzar a caminar con una mano en su pecho sosteniendo el top para que no cayera antes de tiempo. Al llegar donde estaba antes bailando para él, se gira y muy lentamente, con las pupilas clavadas en las de su marido, deja caer el top dejando a todo su esplendor los pechos. Ian se remueve inquieto en la silla e intenta vanamente acomodar su erección. Sofi poco a poco y sin perder el ritmo empieza a bajar el cierre de las botas largas. Con cada vez que Sofi se agachaba y bajaba el cierre un poco más, Ian perdía más los papeles. Lo estaba volviendo loco y estaba a un paso de perder la cordura. Ver a su mujer moviéndose de esa manera, vestida como la puta viuda negra y encima provocarlo así, lo estaba matando. Era una muerte lenta y dolorosa. Y para peor de todo eso, Sofi no tenía ni idea lo que provocaba en él.
Cuando las botas salieron del medio, Ian sabía que seguían esos horribles pantalones que abraz