En el centro de la ciudad, la oficina de Alex se encontraba casi en penumbras, él como hacía cada vez que algo le preocupaba, se ubicaba frente a la ventana observando a la ciudad que, de a poco le robó el corazón, todas esas personas corriendo de aquí para allá, apurados por llegar a sus trabajos u hogares, el tráfico marcando la hora pico al sonar de las bocinas, los vendedores ambulantes tratando que la gente les compre. Todos llenos de vida, todos con sus propios problemas, pero siguiendo adelante como si no quedara de otra. Mientras tanto, él solo observa, estático frente a una ventana, como todos corren.

Todos tienen a dónde ir, que hacer, todos parecen tener por quien luchar cada día, pero él ya no sabe si tiene por quien luchar, no sabe si algún día esa persona que hizo que se encuentre en ese lugar en este momento, va a volver para darle un motivo por el cual luchar. Por un momento Aye se le cruza en sus pensamientos y teme no poder ser lo suficiente para esa niña o para su p