Luego de un rato, la acomoda en el sofá y sin hacer ruido ni movimientos bruscos, se levanta, toma el tazón a medio terminar de la niña y lo lleva a la cocina. Una vez allí llama a su madre para hablar con ella. Necesita hablar con alguien después de todo lo que escuchó por parte de Aye, necesitaba oír a su madre y hacerle saber que ella estaba bien. Al cortar con ella, vuelve a la sala de juegos, observa que Aye seguía en el mismo lugar que la había dejado, acostada sobre el sofá, y él decide sentarse en el suelo a un lado de ella y observarla dormir. Velar por sus sueños tal cual había hecho la noche pasada.
—¿Era Mateo? —curiosa Sole cuando Sofi corta la llamada.
—Sí —dice—. Está preocupado por Aye —le hace saber—. Ella habló con él, le dijo cosas que le dolieron.
—¿Qué cosas? —pregunta la pelirroja.
—Ella tiene miedo que Lina no se despierte jamás —le comenta con tristeza.
—Creo que ese miedo lo sentimos todos —habla Tony llegando a ellas.
—Creo que sí —admite Sofi.
—¿Como está Ay