Con una mano dibuja todo el contorno de la chica robándole suspiros y gemidos, mientras que con la otra no deja de encarcelarle las manos para que no pueda tocarlo, sabiendo muy bien que, con eso, ella queda a su merced y hasta la hace maleable a su necesidad. Con sus labios y lengua comienza a trazar un mapa en el cuerpo de ella, iniciando desde su mandíbula, bajando hasta su estómago. Pasa su lengua por el ombligo logrando así que Lina se retuerce en el lugar, con una pícara sonrisa y sin quitar los ojos de los de ella, comienza a delinear todo el borde de la tanga con esa lengua atrevida. El cuerpo de la joven es un vaivén de caderas, no dejan de moverse buscando más de ese hombre.
—¡Quieta! —le ordena, aprisionándole con su mano libre las caderas para que deje de moverlas.
—Deja de jugar —le ruega su mujer con dientes apretados.
—Solo estoy dándote esas caricias reparadoras como habías pedido —se burla él con su media sonrisa traviesa.
—Alex —se queja ella.
—Está bien —accede su ma