Melissa se recostaba en la camilla mientras la ginecóloga terminaba de revisar los resultados.
El silencio era denso, y solo se oía el sutil zumbido de los monitores.
Melissa apretaba las sábanas con los dedos, tratando de contener esa ansiedad que se anidaba en su pecho desde hacía horas. Finalmente, la doctora rompió el silencio.
—Son contracciones de Braxton Hicks —dijo con voz serena—. Contracciones falsas, bastante comunes en esta etapa… pero tu presión arterial está elevada, y no es poca cosa. ¿Te pasó algo que te alterara?
Melissa bajó la mirada, tragando saliva.
—Tuve un encuentro… con mi exmarido. Fue desagradable.
La doctora asintió, sin juicio, pero con una sombra de preocupación en los ojos.
—Melissa, debes tener mucho cuidado. La presión alta en las últimas semanas puede ser peligrosa tanto para ti como para tu bebé. Mañana te daré el alta, pero quedarás en control constante hasta el día del parto. Falta poco. Y lo importante ahora es tu estabilidad, física y emocional.
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