Carmen notó como las dos mujeres con batas blancas se miraron entre sí con una expresión de preocupación y de inmediato, ambas se retiraron hacia otra sección del laboratorio.
— ¿Si lo entiende? ¿Lo que sucederá? — Insistió el abogado, notando a Carmen con la mirada perdida.
Carmen se aclaró la garganta y volvió a tomar una bocanada de valor y convicción para mantenerle la mirada con mucha seguridad al abogado.
«Tengo que recordar que esta es una familia de mafiosos… ¿Qué puedo esperar?» Sopesó ella.
— Sí, supongo que… Desapareceré o algo así… — Contestó Carmen finalmente, como si no le importara.
— Que bueno que lo entienda… — El abogado se irguió sorprendido, pues no se esperaba tanta tranquilidad por parte de la joven. — Bueno, eso me da mucha más confianza en usted…
— ¿Todas las chicas que han intentado hacerse pasar por…? — Intentó preguntar Carmen con curiosidad.
— ¿La heredera? Quiero decir, ¿por usted?— Terminó la frase el abogado.
— Sí, por mí… — Disimuladamente Carm