Dimitri insistió hasta el cansancio en ir al ginecólogo, él quería ver que todo estuviera bien. Ambos escuchamos el corazón de nuestro hijo y lo vimos por primera vez, aunque no se viera realmente.
— Tenemos que buscarle un nombre al niño — me dijo mientras me ayudaba a limpiar mi vientre.
— Aún es muy pronto, quiero saber cual es su genero primero — le dije.
Él negó de inmediato.
— Es un niño, puedo sentirlo — me dijo con una sonrisa.
Yo le quité la servilleta y terminé de limpiar.
— Solo pido que sea una niña — le dije.
Él se encogió de hombros.
— Sería lindo ver a una niña rubia correr por el jardín — me dijo con una sonrisa.
Yo empecé a reír.
— ¿Rubia de dónde? — le pregunté.
Él me miró sin comprender.
— Se supone que eres rubia — me dijo.
Yo negué con la cabeza de inmediato.
— Soy castaña, y tampoco tengo el cabello lacio — le dije con una sonrisa.
Él se cruzó de brazos y me miró con intensidad.
— ¿Qué es natural en ti? — me preguntó el bastardo.
— Mi coño — le respondí.
Él sonri