La sangre se hiela en mis venas y creo que me va a dar algo, no respiro y hasta siento que el corazón se me paraliza al reconocer su voz.
Abro los ojos de pronto y no quiero llorar, lo he añorado tanto, deseado tanto, que no sé cómo reaccionar. No quiero verlo, todo lo que se me ocurre es salir corriendo y dejar todo atrás, no quiero encontrarme con la dura realidad de que él no está y que todo ha sido producto de mi imaginación.
Cuando hago el intento de irme sin voltear a mi espalda para saber quien está detrás de mí siento como me toman del brazo impidiendo así que me marche. Siento millares de mariposas revolotear en mi interior y esa persona por la que tanto he llorado se planta con decisión frente a mí.
Inmediatamente, los ojos se me cristalizan y por más que reprima las lágrimas y no quiera llorar, siento como se desbordan de mis ojos a raudales. No lo puedo distinguir muy bien, pues la cortina de lágrimas no me deja hacerlo.
La luz nos enfoca y él limpiando mis lágrimas me