El estudio fotográfico era un caos organizado. Asistentes corrían de un lado a otro ajustando luces, maquillistas retocaban rostros perfectos y Valeria supervisaba cada detalle de las prendas que había diseñado para la nueva colección primavera-verano.
—Necesito que el escote caiga exactamente así —indicó a una de las modelos, ajustando la tela con precisión milimétrica—. Esta colección representa libertad y sensualidad contenida, no vulgaridad.
La modelo, una brasileña de piernas interminables llamada Alessandra, asintió con profesionalismo. Valeria había trabajado duro para esta sesión. La revista _Vogue Italia_ había mostrado interés en su trabajo, y esta campaña podría catapultarla definitivamente al panorama internacional.
Lo que no esperaba era que Enzo apareciera en el estudio. No lo había invitado precisam