Mundo ficciónIniciar sesiónEl reloj marcaba las nueve y media de la mañana cuando Valeria terminó de revisar la casa por tercera vez. Seis agentes del CNI estaban distribuidos estratégicamente: dos en la sala, dos en puntos exteriores, uno monitoreando las cámaras desde la cocina, y la Comandante Morales supervisando desde el estudio. La casa se sentía como una fortaleza, o una prisión, dependiendo del ángulo desde el que se mirara.
Los otros cuatro niños —Lorenzo, los gemelos y Sofía pequeña— estaban con Carmen en su apartamento a veinte minutos de distancia. Valeria había insistido en que no estuvieran presentes. Esto ya sería suficientemente traumático para Sofía mayor sin que sus hermanos fueran testigos.
En la habitación de Sofía, Valeria sac&oac







