Mundo ficciónIniciar sesiónEl teléfono seguía sonando, cortando el silencio tenso como un cuchillo. Valeria miró la pantalla iluminada en su habitación, luego a Enzo, y finalmente de vuelta a las fotografías esparcidas sobre la mesa. El nombre en la pantalla brillaba como una acusación: Alejandro.
—No vas a contestar —no fue una pregunta. Fue una orden que salió de los labios de Enzo con una frialdad que hizo que Valeria se estremeciera.
—No iba a hacerlo —respondió ella, con voz temblorosa pero firme—. Porque necesito que me escuches. Necesito explicarte...
—¿Explicar qué exactamente? —la interrumpió Enzo, señalando las fotografías con un gesto brusco—. ¿Cómo termi







