Mundo ficciónIniciar sesiónEl sol de la tarde se filtraba por los ventanales de la oficina de Enzo Costa, proyectando sombras alargadas sobre los documentos esparcidos en su escritorio. Sus dedos tamborileaban sobre la madera pulida mientras revisaba los últimos informes financieros. La empresa había alcanzado cifras récord este trimestre, pero su mente estaba en otro lugar. En ella. En Valeria.
El intercomunicador sonó con un pitido discreto.
—Señor Costa, ha llegado un sobre para usted. El mensajero insistió en que era urgente y personal.
Enzo frunció el ceño. No esperaba correspondencia urgente.
—Hazlo pasar, Claudia.
La puerta se abrió y su asistente entró con un sobre manila en las manos. Lo depositó sobre el escritorio con gesto profesional y se retiró sin hacer preguntas. Enzo observó el sobre con curiosidad. No tenía remitente, solo su nombre escrito con una







