El salón del hotel Ritz Madrid resplandecía bajo las luces de las arañas de cristal. La élite empresarial española se congregaba para la gala anual de la Fundación Empresarial Ibérica, un evento donde las apariencias lo eran todo. Valeria ajustó el escote de su vestido rojo, una prenda que había elegido cuidadosamente para esta noche. A su lado, Alejandro Montero sonreía con esa seguridad que lo caracterizaba, su mano ocasionalmente rozando la espalda descubierta de ella.

—Estás deslumbrante —susurró él en su oído mientras tomaban otra copa de champán de la bandeja de un camarero.

Valeria sonrió, pero sus ojos no dejaban de escanear la habitación. Sabía que él estaría aquí. Lo presentía. Tres semanas habían pasado desde su último encuentro con Enzo, y la tensión acumulada en su cuerpo era casi insoportable.

—Alejandro Montero, qué sorpresa verte aquí —la voz grave y con acento italiano cortó el aire como un cuchillo afilado.

Valeria sintió que su cuerpo s