El amanecer en la ciudad de acero era implacable. Emilia se ajustó la chaqueta mientras descendía del taxi frente a la sede principal de TecnoInv. El reflejo de los rascacielos sobre el pavimento húmedo le recordó que ese mundo no estaba hecho para gente como ella. Pero ahí estaba, dispuesta a demostrar que nadie decidiría su lugar.
En el vestíbulo, las miradas la siguieron como cuchillas. Algunos empleados susurraban a sus espaldas, otros simplemente la observaban con una mezcla de curiosidad y desdén. Sabía que los rumores sobre su relación con Lucas ya corrían como pólvora.
—¿Es ella? —alcanzó a escuchar de una recepcionista—. La detective que atrapó al vicepresidente…
Emilia respiró hondo y avanzó con paso firme. Había trabajado en escenas de crimen, había interrogado a sospechosos armados. No permitiría que las murmuraciones de una oficina la derrumbaran.
Cuando entró a la sala de reuniones, Lucas ya la esperaba. Su sola presencia bastó para que el silencio se extendiera. Traje i