Laura creía que tenía el control de la situación; sin embargo, no esperaba que, de manera muy sutil, Adrien se hubiese apoderado de este y ahora él fuese quien le preguntara sobre el futuro de ambos.
Por un momento, se perdió en los recuerdos buenos que tuvieron juntos, en los momentos que solo fueron suyos. Las cosas eran buenas, no fingían, de verdad eran buenas.
Él podía encontrar una flor en el camino, cortarla y entregársela a Laura. Ella la conservaría, la conservaba aún, conservaba como un tesoro secreto todas y cada una de las flores que él en algún momento le dio.
- ¿Laura?
Ella regresó al presente, sonrió y dijo:
- Volvamos a comenzar… Sé que no será fácil, desconozco si mi padre y familia acepte una relación contigo, pero, ellos están continuando con su vida y sé que entenderán mi decisión.
- ¿De verdad?
- ¿Qué?
- ¿Me estás dando una oportunidad?
- Sí, Adrien, sí… Nos estoy dando una oportunidad, la única y última, porque esto, esto no es un juego, o funciona o no lo hará.