Al salir de la sala de juntas, Pietro y Caterina se dirigieron al aeropuerto, ahí ya los esperaba personal de Marco Barzinni.
La abuela no se sentía del todo bien, pero se hacía la fuerte.
Subiendo al avión privado, se encontró con Marco, quien los esperaba sentado, mientras revisaba algunos mails.
- ¡Marco, querido! ¡Gracias por esperarnos! – dijo la abuela en un tono desanimado.
- ¡No tiene nada que agradecer! ¡Lo hago con gusto! Además, yo también voy a Florencia. – dijo Marco mientras volteaba hacia la ventana.
- ¡Discúlpenme, mis niños! Estoy un poco cansada, creo que voy a descansar en lo que llegamos. – dijo la abuela mientras se tapaba con una manta.
No tuvo que pasar tanto tiempo para que la abuela se quedara profundamente dormida.
Al ver esto, el par comenzó a tocar el tema de la junta.
- Marco, ¿Tú sabías de esto? - preguntó Pietro intrigado.
Marco lo vio fijamente a los ojos y dijo:
- ¡No! Pero ahora explica por qué la abuela se ha preocupado tanto por mi recuperación. –