Después de escuchar todo lo que la abuela Caterina acababa de decir, Leonardo se encontraba furioso, Massimo no podía creer lo que acababa de escuchar y Pietro simplemente sonreía.
- ¿De qué carajos te ríes, Pietro? – dijo Massimo furioso.
- Me río de que ahora resulta que tu futura exesposa, será incluso más poderosa que tú o que yo.
- ¡Eres un imbécil! – dijo Massimo mientras se levantaba de la silla y le señalaba con el dedo.
Si la mesa de la sala de juntas no les separara, le habría asentado un fuerte golpe en el rostro de Pietro.
- Madre, ¿Eres consciente de que los Pellegrini hemos trabajado para forjar este imperio?
- ¡Lo soy! Pero este no es nuestro patrimonio. ¡Esto también es parte de Marco y Guadalupe! Fui demasiado tonta al pensar que lo aceptarían, pueden impugnar mi voluntad, pero legalmente esto ya está hecho.
- Bueno, yo acepto con gusto mi 11 % de participación, ¡Gracias, abuela! Si ya no tenemos nada más que hablar, deberíamos irnos. Tengo que tomar un vuelo a Florenc