Massimo llegó e inmediatamente fue a la habitación donde Pietro se encontraba con Diana, la cual tenía un semblante descompuesto.
— ¿Qué pasó? ¿Cómo está mi hermano?
— Bueno… Hace un momento despertó y se asustó, tuvieron que administrarle una dosis de calmantes, ahora volvió a dormir. Massimo, ¿has visto a su médico tratante?
— No tan pronto como llegue vine inmediatamente aquí…
— Será mejor que hablemos con él, es necesario conocer su estado de salud… — dijo Diana, aun manteniéndose preocupada.
Luego de buscar por el hospital el consultorio de aquel famoso doctor, llegaron y se toparon con el hombre esperándoles.
— Herr Pellegrini, Frau…
— Méndez… Ella es Diana Méndez, mi esposa…
Diana escuchó eso y volteó a verle con una ceja levantada, pero en ese momento no dijo más.
— Bien, me aviso, Herr Vanetto que vendrían…
— Dr. Wagner… ¿Cómo está, Pietro? Díganos la verdad… — dijo Diana preocupada…
— Bueno, Herr Pietrovich está bien, pero no como quisiéramos, hace meses yo le dije que necesi