POV: Franco
El silencio que siguió a la voz de la Matriarca no era vacío; estaba saturado de la presión de cada decisión equivocada que había tomado... a Vera Moretti.
El nombre golpeó mi cerebro como una bala expansiva. Vera. La prima celosa, la jugadora de medio pelo que siempre había codiciado el lugar de Helena en mi cama y mi vida. Serov no solo había orquestado mi caída; había usado las reglas del Consejo para despojarme de mi primogénita.
Retiré los auriculares, mi respiración superficial. El piloto y el personal médico a bordo del jet guardaban un silencio respetuoso, pero en mi cabeza, el grito era ensordecedor.
Elisa no es un objeto que se transfiere en una votación. Es mi sangre. Mi joya.
El shock duró exactamente siete segundos. Luego, la frustración se solidificó en la intención más fría y absoluta que había sentido jamás. El dolor por mi padre, la preocupación por Helena, y la rabia por la gemela perdida se canalizaron en una única directriz: Recuperar. Destruir. Reconst