─ ¿Te gusta?
Me mordí el labio, no supe qué contestar, John era imprescindible y cada sopresa que me daba superaba la anterior. Miré por milésima vez el mantel en el césped acompañado de un canasto para picnic y una botella de vino enfundada en una cubeta.
─Eso no es todo ─lo escuché decir a mis espaldas y cuando me volví a él estaba hincado ante mí sujetando un hermoso cachorro con un enorme moño rosa en su cuello ─, ¿quieres formar una familia conmigo?
Me cubrí la boca.
─Vamos nena, di algo ─sonrió.
─John, esto, esto es demasiado ─solté entre lloriqueando, de inmediato él se reincorporó y me abrazó fuerte.
─Comparado contigo nada es demasiado.
─Gracias, no me lo... ─dije mientras me separaba de sí, pero al mirarlo noté sangre en su nariz ─, ¡oh, por Dios!, estás sangrando.
Automáticamente se cubrió la zona con una mano, luego sacó su pañuelo y trató de darme la espalda en lo que se limpiaba pero no lo dejé.
─John, ¿te duele?, ¿quieres ir al médico?
─Es, es una simple hemorragia, me