Estaba delante del espejo dándome el último retoque en los labios cuando Raquel entró sin tocar, di un giro automático y brusco para encararla, pero ninguna dijo algo al respecto, ella estaba reparando mi atuendo de pie a cabeza y yo el suyo, que por cierto, era perfecto.
─Te ves...¡wow! ─apareció Bruno más atrás con una gran sonrisa espantando la tensión ─. Ya eres toda una mujercita.
─Bruno tiene razón, te ves hermosa ─me dijo ella con un sonrisa muy sincera, luego me abrazó de la nada dejándome completamente fría.
¿Estará bien?, ¿será la menopausia?
─A ver, quiero tomarles una foto así de cerquita, hace mucho que nos las veía tan unidas ─comentó Bruno, sacó su iPhone y disparó varias veces el flash.
Raquel se veía incómoda pero era palpable su interés por hacerme llegar su cariño de madre. A pesar de todo la amaba.
─Me he puesto sentimental ─gruñó ella logrando sacarme una risita.
─Demasiado diría yo ─contesté sin dejar de verla, después de meses en discordia hoy se podía disfrutar