Capítulo 87. Que hacer con la verdad
El monitor emitía un pitido agudo, insistente, distinto al ritmo que Katherine había aprendido a reconocer en las últimas horas. Algo no estaba bien. Apenas tuvo tiempo de reaccionar cuando las enfermeras entraron apresuradas en la sala de cuidados improvisada, apartándola con suavidad pero con firmeza.
—¡Está en paro! —gritó una de ellas, mientras otro médico ya tomaba la bolsa de resucitación y comenzaba las maniobras.
Katherine sintió que el suelo desaparecía bajo sus pies. Su cuerpo entero temblaba mientras observaba a través del cristal cómo trabajaban sobre el pequeño cuerpo de Dariel, tan frágil, tan vulnerable. No podía entrar, no podía tocarlo, no podía hacer nada. Solo mirar cómo la vida de su hijo pendía de un hilo.
—¡Adrenalina, rápido! —ordenó uno de los médicos.
El silencio posterior al pitido continuo fue insoportable. Katherine se aferraba al marco de la puerta con las uñas, como si de esa manera pudiera sostener también a su hijo. Darren estaba a su lado, rígido,