Capítulo 27. La novia más enamorada
Marcus permanecía sonriente, como si no percibiera el aura de odio que impregnaba el aire del despacho, o eso pensaba Darren. Marcus era muy bueno leyendo la tensión. Pero en estos casos sería necesario fingir demencia.
Podía leer los celos en su mirada, menos mal que resultaron hermanos porque era evidente que Leiah le importa. Se hubieran arruinado todos su planes de no haber resultado así.
—Voy a decir esto una sola vez —espetó Darren, con la voz tan tensa que parecía tallada en piedra—. Si alguna vez llego a enterarme de que la tocas en contra de su voluntad... te corto las manos. Y no es una metáfora, Marcus.
El silencio fue brutal. Marcus titubeó. No se lo esperaba. Pero que interesante. Seguro tenía ganas de matarlo en ese momento, debía ser duro fingir que no.
—Darren... por favor, no exageres. Fue un juego entre nosotros —intentó suavizar—. Somos adultos. No es la primera vez que compartimos besos y caricias. Tal vez fui algo insistente, no la veía desde Navidad.
Intentaba