El fin de semana marcaba el inicio de las vacaciones de Navidad, y Darren no pensaba dejar pasar la oportunidad de crear otro recuerdo inolvidable. Así que planeó un viaje a Florida, directo al lugar donde los sueños parecían nacer: Disney World.

Leiah, aunque emocionada, le había dejado claro que el día de Navidad debía pasarlo con su familia. Aún no estaba lista para presentarlo con sus padres. Quería estar segura de lo que sentía, de lo que eran. Darren lo entendió sin protestas. Él también tenía asuntos pendientes antes de enfrentarse a sus futuros suegros.

El sol de Florida comenzaba a ocultarse tras las torres mágicas del parque, tiñendo el cielo con tonos de durazno y malva. Darren tenía una mano en la cintura de Leiah mientras caminaban de regreso al hotel, todavía riendo por su torpe intento de manejar un carrito de dulces en Fantasyland.

—No puedo creer que casi atropellaras a una princesa de verdad —dijo ella, su risa como campanas en su pecho.

—Yo tampoco. Pero tú me tenía