Capítulo 8 No eres ella

No era la primera vez que estaba así frente a él, pero aun así, el rubor le quemaba las mejillas. Escondió la cara en su pecho y se aferró a su cuerpo, deseando que no viera su expresión.

Sintió que su propio cuerpo anhelaba el contacto de Paolo. El cuerpo es el más honesto, reflejando lo que el corazón siente en secreto.

Él sintió cómo ella se relajaba poco a poco bajo su caricia, y eso lo envalentonó. Su mano comenzó a recorrerle la espalda, explorando cada centímetro de su piel suave.

La dureza de su erección presionaba contra su cadera, y un nuevo sonrojo tiñó sus mejillas.

Paolo no pudo contenerse más. Devoró sus labios mientras bajó por su cuello.

Su otra mano no se quedó quieta. Volvió a buscar su punto más sensible, y un torrente de calor brotó de ella, haciéndola retorcerse de placer. Paolo sonrió, satisfecho con su reacción.

Cuando sus dedos sintieron la humedad, rasgó la última barrera de tela que la protegía.

La levantó, arqueando su cuerpo en una curva delicada, acercándo
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