Cuando Romina recibió la llamada de Paolo, se estaba preparando para desfilar en un evento importante.

Últimamente, Paolo casi no la había buscado. De hecho, desde que Cristina se había accidentado, cada vez que ella le marcaba, la llamada se iba directo a buzón.

Llevaban dos años juntos, pero él nunca había tomado la iniciativa de buscarla. Sin embargo, algo que la consolaba era que, de todas las amantes que había tenido, ella era la única que había logrado permanecer a su lado más tiempo.

Siempre había sentido cierta superioridad, quizá por su hermoso rostro.

A través de chismes y notas de revistas, se había enterado de las noticias de sociedad de los millonarios. Así fue como supo que, ocho años atrás, él había tenido una prometida llamada Stella Bianchi.

La curiosidad la llevó a buscar una foto suya, quería saber qué clase de mujer lo había marcado tanto. Al ver la imagen, se quedó de piedra.

Resultó que la mujer cuyo nombre él gritaba en sus momentos de mayor pasión se parecía in