Capítulo 56: No te haré daño.
- Nada, es solo que te pusiste un poco mal y decidí traerte aquí hasta que estuvieras mejor.
- Ya me siento bien, quiero irme a mi casa.
- Está bien.
- De pronto, se volvió a quedar dormida. Michael estaba luchando consigo mismo; las ganas de tener a Isabel lo estaban matando. Necesitaba hacerla suya y verla allí en su sofá, dormida, hermosa, frágil. Necesitaba portarse como todo un verdadero hombre y actuar como tal. De pronto, Isabel se despertó de nuevo y se levantó muy rápido, un tanto desorientada. Sintió que el mundo le daba vueltas, trastabilló y perdió el equilibrio, pero Michael logró tomarla por la cintura antes de que cayera.
Ella se volteó y se puso frente a él para dar las gracias y se encontró con los ojos azules de él. Se miraron por unos instantes y Michael aún la tenía sostenida por la cintura con sus fuertes manos; la proximidad de sus rostros era poca y sentían la respiración del uno del otro. Sin pensarlo, Michael la besó y ella correspondió a sus besos; la atra