MIREYA
—Pero qué fue lo que hizo la insoportable de tu hermana. ¡Por Dios te juro que hubiese pagado por ver su cara de decepción!. Mireya cuéntame todo. ¿Que hizo la arrogante Lorena cuando se enteró que le quitaste al amor de su vida?.
—Fingir como siempre. Es que no lo entiendo, muchos dicen que soy yo la que vive de apariencias pero no es verdad. Lorena es incapaz de ser ella misma con nadie.
Ana, eres mi mejor amiga, somos jóvenes y nos gusta pasarla bien. Por eso que la horrible de mi hermana me odia.—Puede ser, aunque tu hermana no es una anciana y mucho menos fea.
—Pero es una frígida hipócrita— me molesta y dice que me calme— ella es incapaz de despertar en los hombres lo que yo puedo. Israel me prefirió a mí y ahora soy yo la futura señora Villanueva y dueña del Consorcio hotelero más grande de la ciudad.
Brindó con Ana que no sólo es mi amiga sino también mi cómplice. La tarde en el distinguido club español se va haciendo noche y ella sabe muy bien lo que eso significa.
Por cualquier eventualidad ya sabe que debe decir que estuvimos haciendo alguna obra benéfica en la Iglesia, revisando los vestidos o cualquier cosa mientras yo disfrutó de la vida.
El camino en auto a donde voy me toma más de una hora pero vale cada segundo cuando soy recibida por los brazos fuertes del único hombre al que me he entregado sin importar que no sea un rico heredero sino más bien uno de los simples obreros que trabaja en una de las tantas obras de mi familia.
—Mi amor— no es una Suite de lujo pero no me importa— por Dios te he extrañado tanto.
—Y yo a ti. Me fue difícil salir de casa, con los preparativos de la boda de mi hermana todo se ha complicado pero aquí estoy Darío. Contigo mi amor.
Tocando el cielo cuando sus labios me hacen salivar necesitada de los orgasmos que me da. Ningún hombre me ha llamado la atención como él, los niños ricos de mi sociedad son tan aburridos como Israel mientras que Darío me levanta sin esfuerzo pero delicado. La adicción que me genera es un peligro porque es todo lo opuesto a lo que he conocido y eso le da una chispa de emoción a mi rutina.
Sus manos grandes y ligeramente ásperas de tanto cemento me tocan de manera apasionada, sus labios me comen la boca y sus ojos casi verdes como los míos se oscurecen cuando me quedo desnuda para que me tome a su antojo. Mis manos se enredan en su cabello y me prendo de sus hombros anchos cuando lo siento dentro de mí.
Moviéndose con ímpetu, sin dejar de susurrar que soy el amor de su vida, que me ama y desea. Que lo vuelvo loco de amor y que se muere porque estemos juntos para siempre.
Poesía dentro y fuera de la cama pero no de mi razonamiento. Se que ningún hombre me ha hecho sentir como él, soy consciente de que quizás nunca conoceré a otro hombre como él pero soy más consciente aún de que esto no es para siempre.
Aunque él lo ignore y se haya creído todas mis mentiras, hay cosas que nunca van a cambiar, nunca sacrificaría mi destino por ejemplo…—¡Oh Dios!— siento que vuelvo a nacer cuando llegamos al punto máximo de placer— nadie es como tú, cuánto me encantas.
—No te imaginas cuanto te amo— se acuesta a mi lado cansado mientras buscó aire y me apoyo en su pecho fuerte y marcado— ¿hasta cuando mi amor?.
—¿De qué hablas?.
—¿Hasta cuándo nos vamos a seguir escondiendo?.
Su pregunta hace que se me erice la piel y mi corazón de un vuelco que no es nada agradable. La afección cardíaca que tengo siempre me saca de apuros, he encontrado la manera perfecta de manipular a quien se me dé la gana con esto, pero para mi sorpresa en este instante me falta el aire de verdad.
Darío se coloca de inmediato a mi lado, no sé qué hacer pero sus masajes delicados en mi pecho son un alivio igual que sus ojos. Su presencia definitivamente es lo primero que llamó mi atención el día que lo vi.
Aún recuerdo como hace seis meses fui molesta buscando a papá que estaba en una de esas obras, indignada porque papá había cancelado mis tarjetas por una materia fallida y ahí estaba él. Entre todos los trabajadores, sin camiseta, mostrando su cuerpo fornido y músculos perfectos, sin exagerar pero bien definido, con una máscara que lo protegía del polvo pero destacando por su piel clara, su cabello negro y los ojos verdosos. Guapo, varonil, muy diferente a los demás panzones y morenos de tanto sol.
Ingresé gritando y de todos los que me miraron, era imposible dejar de notarlo. Se arregló el casco, se acercó a mí y cuando casi me caigo en los altos tacones, sus brazos fuertes me sostuvieron de la cintura encendiendo una chispa perfecta en mi cuerpo que desde ese día no deja de reclamar su toque adictivo.
Además de todo fue y es delicado, caballeroso, su preocupación era real , genuina y por la forma en que me miró supe rápidamente que ese obrero sería fácil de tener y manipular.
—Mi amor. ¿Estas bien?. Mireya.
—No— me pongo a llorar notando su pena— me duele, no quiero que pienses que no te amo pero por favor comprende. Mi familia no sabe nada.
—Y nunca has querido que hable con ellos. Amor entiende, yo por ti doy la vida.
—Y yo por ti pero no quiero que mis padres te traten mal— el dice que apenas ha visto a mi papá pero todos dicen que es una buena persona—. Y lo es, pero mi mamá no y mi hermana mucho menos. Ellas son tan clasistas que tengo miedo que te lastimen y nos separen. Por favor sigamos así, te prometo que en el momento justo, se los diré.
Me cuesta convencerlo pero con besos, lágrimas y caricias lo tengo donde quiero. Sé que estoy jugando con fuego pero no me voy a quemar. Darío está demasiado enamorado de mí como para hacer algo en mi contra. Mi miedo real es que el día que me case lo voy a tener que dejar… o quizá no.
—Se dice que tu hermana mayor es una mujer joven que en algún momento tomará las riendas de la empresa. No la conozco pero si se va a casar. ¿No crees que tienes derecho a lo mismo?.
—Lorena es mala, amargada y tampoco es la gente cosa, ella hace de todo por no verme feliz es por eso que quiero que mantengas tu promesa— beso sus mejillas y me encanta que me mira como si fuese oro— nunca te acercarás a ella, a nadie de mi familia, no hasta que los dos estemos juntos para siempre.
No le gusta la idea pero lo acepta.
Tengo la tarde libre así que me entretengo con las historias de su día a día. Me cuenta que es Darío González igual que su madre, su único familiar. Como es típico en su clase social, la mujer es una madre soltera que fue dejada por el marido y él nunca conoció a su padre y tampoco le interesa.La adoración que siente por su mamá es notable, dice que todo lo que hace es por ella y ahora por mi.
—¿Por mi?.
—Claro que si mi amor, estoy estudiando ingeniería, haré de todo para ser una persona importante digno de ti. Quiero lo mejor para los dos y así, nadie podrá decir que no te merezco.
Me niego, rehuyó a cualquier idea de amor que me estruja el corazón, pero no de sus brazos. Me fundo en el ignorando las llamadas y mensajes de Israel, viviendo está fantasía que dure lo que tenga que durar. Ajena a mi verdadera vida porque Darío es un escape adictivo y prohibido que ya me arreglare para que no salga de mi vida.
—Te amo, eres el amor de mi vida. Mi rayo de luz, tan diferente a esa gente pedante de tu mundo.
—Es porque te amo y tú me amas tanto que siempre vas a ir por mi camino. ¿Verdad?.
—Siempre mi amor.