¡NUEVAMENTE TE DOY LA BIENVENIDA A NORUSAKISTAN!Cuarto libro la serie.Las calurosas tierras del desierto, desatan las más grandes pasiones, y los más fuertes deseos, Norusakistan es tierra de amores ardiente.Una hermosa princesa; orgullo de su madre, amor profundo de su padre, consentida de su hermano y amada por su pueblo, su tranquila vida está por cambiar en un giro de ciento ochenta grados, un amor tierno y profundo, se ve amenazado por un torbellino de pasiones igual o más avasallante que una tormenta de arena.Drew, es considerado por su familia como un joven responsable en el área de los negocios, pero un completo desorientado en los asuntos del corazón, ha convertido a Isabdiella, en el objeto de sus pasiones, su tarea comienza al intentar convencer a la familia real, que es digno de el amor de la princesa de Norusakistan, tiene un digno contrincante, al parecer todos aman a Hassan, bueno, dulce, un galeno dedicado y nativo de aquel pais, mientras que el solo es un ingles descarado que intenta "robar" la virtud de la dama. Bien, de acuerdo, no era considerado como el romántico de la historia, pero creía que tampoco era justo llamarlo el villano.¿Cómo explicarle al antiguo jeque que Isabdiella también lo amaba?, ¿Cómo ganarse su aprobación?
Leer másLa vida estaba resultando sumamente dura en aquel momento, para todos, pero en especial para Vanessa y Nael, quienes se habían visto arrastrados por el capricho de la francesa, arrojándolos a la miseria emocional. Se sentía terriblemente mal, ver a Nael con tanta tristeza en los ojos, ver a Vanessa sumida en aquel estado de dolor, que aunque intentara disimular, resultaba muy obvio para todos los que la conocían, que estaba pasando uno de los peores momentos de su vida.
Si tan solo pudiese hacer algo más para ayudarla, si tan solo pudiese hacer algo por Jamal, gustosa se sacrificaría por la felicidad de su amiga y su hermano, ¿por qué sencillamente no nació hombre?, aquello le hubiese dado derecho al trono, y a Jamal, la oportunidad de ser feliz junto a la mujer que amaba.
Que injusto resultaban algunas cosas en su país, pero lo mas injusto de todo, era que el amor de dos jovenes que se amaban tan ardientemente se viera sacrificado por el beneficio de una nacin.
Suspiró con dolor.
Isabdiella, estaba en la habitación que había sido asignada como suya, en la casa de sus tío, estaba preocupada por todo lo que estaba sucediendo entre Nael y Vanessa, era una situación muy difícil, y realmente odiaba que Haleine se hubiese salido con la suya— suspiró— haber acorralado a Nael hasta dejarlo sin opciones más que acceder a su capricho, le resultaba algo tan vil y despreciable, no habría felicidad para ninguno, y la vida de Haleine en Palacio, sería lo más difícil que llegaría a experimentar, estaba segura de ello. Un llamado a su puerta la sacó de sus pensamientos.
—Adelante— dijo sentándose en la cama, se sorprendió cuando Drew apareció, entró y cerró la puerta tras él.
—Hola, Ella— la saludó amablemente.
—Hola, Drew— respondió con su corazón acelerado al verlo sentarse en la cama junto a ella— ¿Qué ocurre?
—Estoy algo triste y preocupado, me duele ver así a mi hermana, te juro que quiero viajar y acabar con Nael.
—Entiendo cómo te sientes— ella lo miró con comprensión— no es una situación difícil, y quién está siendo afectada es tu hermano, pero te puedo asegurar que Nael no lo ha hecho por placer, yo misma me encargaria de arrancarle los ojos si lastimara con premeditación a Vanessa— se acomodó junto a él— él está sufriendo tanto o peor que ella, porque sabe que es el responsable de la separación. Aquí la responsable de todo es esa bruja francesa, su capricho está acabando con la felicidad de dos seres que se aman, es despreciable.
—Una egoísta, malcriada y para colmo de males con mucha influencia.
—Así es— ambos se quedaron en silencio mirándose por algunos minutos, Drew cómo hipnotizado se acercó un poco a ella, con la mirada fija en su boca— Drew. . .ya te he ordenado no volver a. . . besarme.
—Sólo está vez, princesa— susurró junto a su boca, antes de comenzar a besarla. Su beso fue una lenta exploración, tocando con sus labios, la tomó de la parte trasera de la cabeza, lo que le permitió profundizar el beso y deslizar la lengua dentro de su boca, Isabdiella gimió al sentir esa sensual danza, Drew la hizo inclinarse, arrastrándola con su cuerpo a la cama, hasta colocarse sobre ella.
Ardor.
Calor.
Era como si el mismísimo desierto Norusakistan se hubiese desatado en su interior, amenazando con consumirla desde adentro, el peso de Drew sobre ella no era incómodo, sino que hacía encender más su piel, gimió cuando él elevó su camisa y acarició su desnudo abdomen, una sensación de electricidad recorrió su cuerpo. No, aquello no era Norusakistan, ni siquiera en el propio desierto podría haber sentido éste calor. Cuando una de las manos ascendió y llegó hasta tocar su pecho izquierdo, Isabdiella abrió los ojos enormes.
¡Drew la estaba tocando, la estaba tocando!
Hizo acopio de su fuerza y cortó el beso, separando su boca de la de él, y luego lo empujó para que bajara de sobre ella.
—Isa, yo. . .
—Apártate, Drew— le dijo con voz temblorosa— ¡Apártate, ahora mismo! — Drew se asustó por el tono de ella, se apartó, entonces Isabdiella salto de la cama poniéndose en pie— ¡No te acerques a mi!— le dijo antes de salir corriendo de la habitación, totalmente espantada.
—¡Isabdiella, Isabdiella, por favor espera!— dijo saltando de la cama y llegando a la puerta, la golpeó con fuerza, sintiendo frustración. ¡Lo había arruinado! no quería asustarla y había terminado espantándola.
¡Maldición!
***************Vanessa, estaba acostada sobre su cómoda cama, abrazada a una almohada mientras su mente estaba a millones de kilómetros de aquella habitación. Su padre y su hermano, se habían tomado muy mal la decisión de Nael.
Drew, amenazo con viajar a Norusakistan a romperle la cara. Matt, aseguro que iría a hacerle pagar cada una de las lagrimas que su hija había derramado. Fue un arduo trabajo convencerlos para que desistieran de sus ideas. Nada lograrían con golpearlo, y eso solo la haría sentir peor. Así que logró arrancarle a ambos la promesa de que no se involucrarían. Se sobresaltó cuando la puerta se abrió violentamente, dando paso a una sonrojada Isabdiella, con cabello despeinado, mejillas sonrojadas y labios hinchados.
—Isa, ¿Qué diab...?
—Vanessa— dijo casi sin respiración— Drew. . . él. . . me beso y. . .yo sentí que. . . luego el. . . me asusté y. . .
—Un momento, un momento— la interrumpió — debes calmarte porque no te entiendo nada, Isa. — ella caminó hasta la cama, pasándose unas temblorosas manos por su despeinado cabello. —¿Qué te hizo mi hermano?— se sentó en la cama. Isabdiella, la imitó y la miró con ojos nerviosos.
—Drew. . . él se metió a mi habitación.
—¡Desgraciado, voy a matarlo!— dijo Vanessa enojada— Es un descarado.
—No. . .si. . . digo, No.— estaba muy nerviosa— ha vuelto a besarme, aún cuando le ordené no hacerlo.
—¿Le ordenaste? —preguntó burlonamente.
—¡Por supuesto, soy una Princesa!
—Aquí solo eres una chica más, bueno, no tanto como una chica más, pero, no estás en tus tierras de gobierno, Isa— dijo con una sonrisa.
—A donde vaya, sigo siendo una Princesa— elevó su rostro, expresando claramente su orgullo Norusakistan— El caso es que me ha besado y yo. . . he sentido mucho calor Vane, calor como si estuviese en Norusakistan. Y entonces los besos. . . fueron mas. . . profundos— estaba aturdida intentando explicar la situación mientras hacia gestos desesperados con ambas manos. Vanessa no pudo contener la sonrisa — entonces él. . .¡Me ha acariciado un seno!, ¡Es un descarado!— tenía el rostro tan rojo como la grana— me asuste y salí. . . salí corriendo.
—¿Qué es lo que te ha asustado?— preguntó sonriendo— ¿Qué Drew te haya hecho sentir todo eso o, que no lo sientas con el doctor?— Isabdiella moriría de vergüenza. Su rostro estaba muy rojo— es normal sentirse atraído por chicos. Según pude ver, le interesas mucho al doctor.
— Yo. . .yo. . .La puerta volvió a abrirse dándole paso a un turbado Drew.—Debí suponer que estabas aquí— pasó una nerviosa mano por su cabello, mientras miraba fijamente a Isabdiella.
—No quiero hablar contigo— le respondió ella.
—Pero, es necesario— le dijo apenado, tenía la clara necesidad de aclarar lo que estaba sucediendo entre ambos, porque estaba muy convencido que el alterado ante su presencia, no era sólo él, sino que era algo recíproco
.—Lo siento hermanito, pero Isa no tiene deseos de hablar.
—No te metas, Vanessa. Esto es entre ella y yo.
—Si hubieses tenido quietas tus traviesas manos, seguramente ella querría hablar contigo. — Drew, miró a Isabdiella, quien avergonzada bajó la mirada— Isa, no es igual a Cintya, ni a ninguna otra que hayas frecuentado antes. Si deseas hablar con ella deberás tratarla diferente; como se merece y comportarte como un caballero.
Cómo un caballero, ¡y que se supone que era él?, ¿un canalla?, ¿un villano?, ¿un ser despreciable?¿No se suponía que Vanessa era su hermana?, debería estarlo ayudando, defendiéndolo. . . bien, quizás no defendiéndolo, sabía que se había extralimitado, dejándose llevar por el ardor del momento, pero. . . al menos si debería ayudarlo.
La vida de casados era maravillosamente buena, dulce y sobre todo, muy apasionada y ardiente. Drew e Isabdiella, entraron a su nueva casa, desde la entrada principal les apareció preciosa, con una fachada imponente, sin duda una arquitectura majestuosa, pero entrar era maravilloso, te golpeaba un aire de elegancia y belleza. Una muestra más de como dos culturas se mezclaban, unificándose para encontrar la perfección. Vanessa, había hecho un trabajo maravilloso con la decoración, varios cuadros hechos por Zashirah llenaban el lugar de color, añadiendo así fotografías tomadas por la antigua Reina Norusakistana, ayudaban a otorgar el calor hogareño al nuevo lugar. —Lo amo, me encanta todo, mi amor— dijo Isabdiella emocionada, mientras caminaba junto a Drew, observando cada detalle de la casa— hicieron un trabajo majestuoso. —Estoy realmente impresionado— dijo él con una enorme sonrisa— mira las cortinas, las alfombras. ¡Es increíble! —Vanessa, me prometió que amaríamos el lugar, no m
Aunque es lo que siempre pedían, no podían creer la enorme dicha que se respiraba en Palacio, el legado Mubarack, ahora se extendía, abriendo paso a una nueva generación de soberanos, sin lugar a dudas Zhamir Mubarack, sería un futuro jeque bueno, justo, bondadoso, entregado a las necesidades de su pueblo, inculcarían en él, el amor y la responsabilidad de amar a su pueblo, y siempre, siempre seguir su corazón. —Sus ojos son verdes, tan hermosamente verdes— dijo Isabella sonriendo con su nieto en brazos — sin duda es una hermosa herencia que le has dado— le dijo a Vanessa quién sonreía orgullosa, a pesar de que los días avanzaban, no podía dejar de admirar a su pequeño hijo, lo veía tan pequeño, tan perfecto, tan hermoso, que se le complicaba creer que podía ser tan lindo. —Bien pudieran ser tú quien le dieras esa herencia, tía. Tus ojos también son verdes y muy bonitos. —¡O yo!— dijo Suseth— No olviden que mis ojos también son verdes— sonrió satisfecha— ¡Oh, no me roben la ilusión
Vanessa, tenía la frente perlada en sudor, mientras sostenía con fuerza la mano de su amado esposo.—¡Vamos Majestad, un poco más!— indicaba el médico— ¡Sólo un poco más!—Tu puedes hacerlo, mi amor.— Vanessa contrajo los dientes con fuerza, mientras pujaba con todo, tres veces más y escucho el llanto de su hijo, suspiró dejándose caer agotada. Nael contempló la escena, cómo tomaban a su bebé y lo limpiaban, cortaban el cordón y todo lo necesario, sus ojos se llenaron de lágrimas, cuando una enfermera caminaba hacia él con el bultito en las manos. Su corazón dio un salto.—¡Oh, Excelencia, es un bebé precioso, fuerte y muy sano!— dijo la mujer— les entrego al futuro Jeque de Norusakistan.—¡Oh Alá!— gimió Nael tomando al niño entre sus brazos—¡Gracias, muchas gracias Alá!— elevó sus ojos al cielo. —Déjame verlo, mi amor— pidió Vanessa, con voz cansada y los ojos llenos de lágrimas. Nael, colocó al bebé en sus brazos—¡Oh, es precioso!— dijo mientras las lágrimas comenzaron a deslizars
Vanessa, tenía la frente perlada en sudor, mientras sostenía con fuerza la mano de su amado esposo.—¡Vamos Majestad, un poco más!— indicaba el médico— ¡Sólo un poco más!—Tu puedes hacerlo, mi amor.— Vanessa contrajo los dientes con fuerza, mientras pujaba con todo, tres veces más y escucho el llanto de su hijo, suspiró dejándose caer agotada. Nael contempló la escena, cómo tomaban a su bebé y lo limpiaban, cortaban el cordón y todo lo necesario, sus ojos se llenaron de lágrimas, cuando una enfermera caminaba hacia él con el bultito en las manos. Su corazón dio un salto.—¡Oh, Excelencia, es un bebé precioso, fuerte y muy sano!— dijo la mujer— les entrego al futuro Jeque de Norusakistan.—¡Oh Alá!— gimió Nael tomando al niño entre sus brazos—¡Gracias, muchas gracias Alá!— elevó sus ojos al cielo. —Déjame verlo, mi amor— pidió Vanessa, con voz cansada y los ojos llenos de lágrimas. Nael, colocó al bebé en sus brazos—¡Oh, es precioso!— dijo mientras las lágrimas comenzaron a deslizars
La llegada a Palacio había sido una locura, todos gritaban de felicidad por el inesperado reencuentro, la dicha había inundado el lugar, abrazos, risas y más abrazos. Isabella, sostuvo con fuerza a su pequeña contra su pecho, trasmitiéndole todo el calor y el amor que tenía guardado para ella. —¡Mi amor, mi gran tesoro, mi Isabdiella!— decía con felicidad. —Madre, estoy tan feliz de estar nuevamente aquí— se abrazó con fuerza a la cintura de su madre.—¡Nosotros también estamos felices!— aseguró Ivette.—Siempre es bueno tener a la familia reunida—aseguró Zahir.—¡Oh por Alá, te he extrañado tanto!— le dijo Zashirah a su prima, envolviéndola en un fuerte abrazo— ¡Me hace tan feliz verte!— sus ojos se llenaron de lágrimas. —Ustedes también me han hecho mucha falta— respondió Isabdiella— Y éste precioso cada día está más grande— acarició el enorme abdomen de Vanessa. —Enorme me siento yo— dijo riendo— nunca imaginé estar tan pesada— sus pálidas mejillas estaban cubiertas de un hermo
Zashirah, deslizaba lentamente el pincel sobre el lienzo dándole vida a su pintura, agregando las sombras y un poco de luz justo en el centro, la nostalgia inundaba su ser, jamás se había sentido tan triste, tan sola. . . realmente se alegraba de que Vanessa encontrara felicidad junto a Nael, pero ciertamente tenía múltiples obligaciones que le impedían pasar tanto tiempo juntas. Isabdiella se había marchado, persiguiendo su sueño de amor y felicidad junto a Drew— suspiró— aquello también la hacía feliz, saber que al fin, sus primas podrían disfrutar del amor, junto a los hombres que aman. Pero cada día la soledad se abría más y más espacio en su pecho. Últimamente Zahiry estaba muy preocupada por ella, constantemente le brindaba compañía a pesar de que sabía cuánto disfrutaba su hermana de su tiempo a solas. Pensaba que eso era algo más triste de todo, sentirse sola cuando estaba rodeada de tantas personas. —¿Soñando despierta?— la voz de su hermana la sacó de su ensimismamiento, a
Último capítulo