Pasamos un buen rato abrazados antes de que decidiera levantarme. Ahora, me encuentro en la ducha mientras él hace el desayuno. El agua caliente resbala por mi piel, despejando los últimos rastros de sueño y la sensación persistente de la visión.
Al salir del baño, envuelta en una nube de vapor, me dirijo al clóset. Me visto con una camisa blanca de cuello redondo, una chaqueta de mezclilla del mismo color y un jeans de cuero negro. Para completar el look, me pongo unas botas blancas y dejo mi cabello suelto.
Una vez lista, salgo del clóset, tomo las llaves de mi moto y algo de dinero. También agarro mi bolso y, sin pensarlo dos veces, meto mi Beretta junto con algunas balas. La sensación del arma en mis manos me da un extraño consuelo.
Salgo de la habitación y me dirijo a la cocina.
El sonido de la sartén chisporroteando, el aroma del café recién hecho y la voz de Adeus tarareando una melodía me reciben.
"Se escucha bonito", pienso con una sonrisa mientras entro.
—Hola, princesa —dice