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A veces comprendo el amor que papá siente hacia mi madre, pero lo que no comprendo es su bendito apego emocional. ¿No la puede dejar hacer algo sola una sola vez en la vida? Ya no son unos niños.
Artemisa viene caminando coja de un pie y me rio, es lo menos que merece por hacerme dejado sola anoche.
Apenas me ve, me abraza tan fuerte a tal punto que el aire comienza abandonar mis pulmones.
—¡Pensé que habías muerto! —exagerada.
—Por ti si—me muestra los dientes. Cierro mi locker y camino a clases de finanzas.
—Te voy a extrañar cuando ya no estés—me da un beso en la mejilla.
—Vivimos en la misma casa, Misa.
—Aún así ¿Quién va a ser mi amiga ahora?
Niego, Douglas nos deja tarea para todo el fin de semana y no lo puedo creer, faltan tan poco para entregar mi tesis que estoy entrando en pánico.
Llego a casa y tiro todo en el sofá, busco algo que preparar en la nevera, busco algo de huevos y verduras para hacer un omelet, brinco al ver a Izan Russo mirarme del otro lado de la isla de la cocina.
Esto es una maldición.
Un mal sueño.
Una pesadilla.
¿Qué hace ese aquí?
Trato de ignorarlo, pero no puedo, sus brazos están apoyados en el duro mármol, me mira como si fuese la cosa más divertida por hacer en vez de estas follándose a alguien como lo hace mi hermano menor.
Si teléfono suena y lo cuelga.
Trago grueso al verlo sentarse en una de las sillas, Zeus corre detrás de él junto a su hermano menor. Artemisa entra a la cocina en silencio, me mira con cara ¿Qué está pasando aquí? Y no sé qué decirle.
—Soy Artemisa, pero me puedes decir Misa, soy la menor de la familia Smirnov—le da la mano a Izan, este me mira la toma y le besa la palma de la mano. Desde aquí veo el cuerpo de mi prima tensarse.
Idiota.
—Izan Russo, único hijo de Alexander Russo.
—Si, del tío Alex—el italiano ríe mostrando dientes. Sus ojos son tan azules como el cielo.
Corto las verduras y las salteo, no voy a decir nada, ni siquiera los miraré; Misa se ríe a carcajadas. Menudo payaso tenemos pues.
—¿Y que haces aquí? Miguel ni mis padres están.
—He venido a cuidarlos—se me cae el cuchillo de la mano, uno de mis dedos le ha salido sangre. Misa corre para auxiliarme, aunque es un poco exagerada creo que se me ha pasado la mano. Izan se levanta y sujeta la palma de mi mano con fuerza. Se la arrebato y la vuelve a tomar.
Mi prima corre al baño más cercano de la propiedad para buscar un botiquín de primeros auxilios. Me quedo estática al verlo tan de cerca. Izan Russo tiene las pestañas y cejas más hermosas que vi en mi vida. Dejo de respirar al verlo sonreír a medio lado.
—Que te he puesto nerviosa—si serás estúpido.
—He visto mejores hombres que tú, además ni mi tipo eres.
—Que bueno princesa—que ya deje de llamarme así—Porque tú tampoco el mio—claro le gustan como Alene. El aliento abandona mi cuerpo, al ver como mi dedo índice entra en su boca. No puedo decir nada. Sus ojos se conectan con los míos, su lengua caliente y viscosa saborea mi sangre. Mi barbilla tiembla, aprieto mis piernas al sentir esta extraña sensación; su boca succiona con fuerza mi dedo y dejo de respirar y pensar.
¿Qué estas haciendo?
Muerde su labio inferior y me alejo, intento decirle algo, pero Misa llega e intenta curarme, frunce el entrecejo—Ya no hay sangre… —Izan se mofa.
No aguanto y salgo de allí, subo las escaleras lo más rápido que puedo y me encierro. Coloco mi espalda en el costado de la puerta.
No, no, no puedes permitir algo así de nuevo Gabrielle Smirnov, él debe de saber quien manda aquí, es mi casa, es mi vida y son mis reglas.
Busco el móvil para enviarle un mensaje a mi padre, es imposible que Izan Russo entre y salga de la propiedad como perro por su casa. Mis manos titubean y al final decidí escribirle a mi madre.
Para: Mamá
De: Elle
Asunto: ¿Qué hace Izan Estúpido Russo en mi casa?
Tomo el libro de economía y mi computadora para avanzar un poco más en mi tesis, el profesor Douglas es el encargado de guiarme en todo este proceso y le agradezco porque sola no hubiese podido.
La próxima semana debo ir a las oficinas de la universidad para entregarle el material que ya he avanzado.
Mi teléfono suena y corro.
De: Mamá
Para: mi dulce niña
Asunto: Izan es un buen muchacho Elle, dale la oportunidad, él se ofreció a cuidarlos, Artemisa es la mejor de ustedes y él por ser mayor puede mantenerlos en cintura mejor.
Escucho un alboroto en la primera plata de la mansión, apago mi computadora, me pongo unos short de mezclilla, camiseta y tenis.
De: Elle
Para: Mamá
Asunto: Izan es un dolor de cabeza mamá ¿Cómo es posible que papá lo permitiera? ¿Qué edad tiene? ¿No lo quieren en su casa.
Alguien coloca música a todo volumen, miro el reloj, apenas son las siete de la noche, Akim Smirnov me va a escuchar. Artemisa entra alterada a mi habitación, su respiración está agitada y ya estoy pensando lo peor.
De: mamá
Para: mi dulce niña
Asunto: Izan tiene treinta años Gabrielle Marié, Miguel le ha pedido que los cuide por lo problemático que puede ser Akim sin autoridad. Te pido que lo ayudes y esta conversación se acabó. Hazle caso y entres días nos vemos. Papá te manda saludos.
Mala idea, muy mala idea.
—¿Qué esta sucediendo allá abajo Misa? —mi prima me mira asustada.
—Tienes que verlo por ti misma…
7Bajo a la primera planta con miedo, la música a todo volumen no me deja escuchar nada, Akim esta bailando con Luisa, Zeus coloca música en una consola, Hades come una bolsa de papas frutas, Izan esta con Alene.¿Qué hace esa plaga en mi casa?Corro hasta donde Akim y empujo a la zorra de Luisa, esta me queda mirando feo y me vale lo que esa mosquita muerta este pensando de mí. —¿Quiénes son estas personas Akim? ¡Mamá le va a dar algo cuando se dé cuenta que alguien a vomitado su alfombra favorita!Hace como si no me estuviera escuchando—Deja de ser tan aguafiestas Elle, papá no está, deja de comportarte como una mojigata porque sabes que no lo eres.Abro la boca, eso me ha dolido.—Al menos yo intento hacerlos feliz no como tú, toca huevos—Akim trata de detenerme, pero lo empujó. No se lo he dicho a posta, solo no quiero que Miguel lo tome de nuevo con él.Camino de prisa hasta Zeus y apago el sonido, todos me quedan viendo; la casa es un maldito desastre, mamá me va a matar y toda
8Izan alza una ceja, no y no.Misa me hace señas para que le pida el favor, los ignoro, Sol lleva la alfombra que Akim dañó a la tintorería. Los escucho cuchichearse cosas. Intento ignorarlos, pero es imposible.¿Desde cuando son tan amigos esos dos?El jarrón chino de mamá está quebrado, ella llorará mucho por esto, papá se lo compro en uno de sus tantos viajes al país asiático. No le puedo hacer esto, ella ha hecho tantas cosas por mí.—Izan—lo llamo, Misa sonríe y la fulmino con la mirada—¿Podrías arreglar el jarrón de mi madre?Lo veo sonreír con suficiencia y quiero arrepentirme.—¿Qué dices princesita? —intento irme, pero la traicionera de Misa me lo impide.—Necesito que me ayudes a arreglar el jarrón de madre. ¿Podrías ayudarme?Lo veo mirar su reloj, se da varios toques en el mentón para luego mirarme—Claro. ¿Qué me darás a cambio?Le tiro un cojín en la cara—¡Nada vagabundo!Se burla a carcajadas—Eres tan dulce Gabrielle, me encanta verte así—se acerca—Enojona como una abue
9Me miro en el espejo y no puedo creer que no haya dormido nada anoche, mi cuello y espalda me duelen horrible.Me tomo un café en el restaurante de la universidad, hoy tengo uno de los parciales más importantes de todo el semestre y por nada del mundo puedo perderlo. El profesor Douglas me ha informado que mi tesis va por buen camino y si sigo así, muy pronto lo terminaré.Bebo todo el líquido cuando veo a Luisa caminar junto a Akim, ese imbécil me va a escuchar cuando lleguemos a casa.Caigo en cuenta que no he sacado mi libro de economía de mi coche, busco las llaves en mi bolso y le digo a Misa que me cubra con la profesora Florence para que no se dé cuenta que aún no he entrado a clases.Abro la puerta de mi coche y saco de prisa mi material de estudio para no retrasar más mis clases.Brinco del susto al ver a Izan apoyado de su moto a un paso de donde estoy, miro hacia todos lados para percatarme que nadie nos esté viendo. Hago el intento de caminar hacia él, pero me detengo, n
10Gabrielle Smirnov¿Eso que siento en mi estómago es…? ¿Es…? ¡¿Un pene?!Izan se da cuenta y se levanta de inmediato, papá camina hasta nosotros completamente enojado, toma al rubio por el cuello de su chamarra, lo estrella contra el pizarrón para luego golpearlo duramente en el estómago.Grito aterrada, el italiano tiene sus mejillas rojas por el dolor que debe estar sintiendo en este justo momento. El decano llama a seguridad para que saquen a Russo del plantel, lo miro a los ojos y él me mira a mí. Papá nos aniquila con la mirada.Benito lo sujeta de las manos, pero mi cara de horror hace que afloje el amarre y lo deje salir solo. Miguel sale del salón oscuro, mi pecho sube y baja porque no me ha dicho nada y conociéndolo como lo conozco, sé que nada de esto se ha quedado así y todo empeorará cuando Alex y mamá se enteren.Artemisa me abraza y lloro; ninguno de los dos estábamos haciendo nada malo, uno de los empleados de papá se lleva mi coche y a regañadientes debo irme con Mig
11Tomo mi bolso y salgo de allí.Quiero decirle tantas cosas, quiero poder decirle que lo siento, que no era mi intención que mi padre lo tratara de esa manera, pero Miguel es tan como es él, sé que jamás dejaría que se me acercara de nuevo.—Princesita ¡Espera! —me detengo al escuchar su voz en la entrada del bar.Me giro con cuidado, Alene esta a varios pasos detrás de él—¿Dime?Mira hacia atrás—¿Cómo estás? —vuelvo a mi camino. Lo siento tomarme de la mano. —Siento mucho lo que pasó con nuestros padres.—Yo lo lamento más—entrecierra los ojos—Papá se ha vuelto loco y solo quiere protegerme.Chasquea la lengua—¿De mí? —no digo nada, emboza una sonrisa—Bien, de mí, al menos él si ve lo que debe de ver Gabrielle. Hace bien en protegerte.Me acerco a él, me alzo un poco para encararlo—Púdrete Izan Russo.Uno de los chóferes de la mansión me lleva hasta mi hogar, quito mis zapatos para no hacer ruidos y despertar a papá. Giro la perilla de la puerta intentando ser precavida, pero no lo
12 Gabrielle SmirnovLo miro y me rio nerviosa, no sé en realidad si lo que me está pidiendo es en juego o en realidad lo está haciendo.Observo la oscura carretera, realmente no tengo nada que perder, porque en este justo momento no tengo a donde ir. En teoría mi mejor y única amiga es Artemisa y ella vive en mi casa, así que no hay nadie más quien me pueda ayudar.Esto es tan frustrante, Izan esperan mi respuesta, la cual no sé qué decirle, llevo algunos días de conocerle, pero ahora es mi única oportunidad para revelarme en contra de mi padre.—¿Dónde sería eso? —pregunto haciendo que el rubio levante la comisura de sus labios. Izan me pide que salga del coche para él manejar y le agradezco, el alcohol ha hecho estragos en mi sistema y si sigo así, podría ocasionar algún accidente.Llevo mis manos hacia mi cabeza, tengo un dolor en la parte trasera de mi nuca, que está haciendo que pierda el control. Izan me observa a cada cinco segundos colocándome nerviosa.Empezamos a salir de
13Me mira dolido, sus ojos se abre de par en par, lleva sus manos había su cabeza y jala con salvajismo su rubio cabello, lo veo patear el mueble a un costado de él, tiemblo. —¡Jamás! ¡Jamás te haría daño! ¿Me has reconocido verdad? Mírame Elle, mírame—toma mi rostro y no soy capaz de verle.Izan se da la vuelta, apoya sus manos en la cama y vuelve a golpearla—Yo jamás te haría daño, no tengo una defensa para que puedas verme de otra manera y joder… me esta doliendo esto. Estoy loco… pero no te he traído aquí por las razones que acabas de decir. Desde los veinte trabajo como carterista, Mike, el tipo que casi te mata, me contactó para ese negocio y te juro por mi madre que fue la primera vez que hacía algo así. Papá tiene fotos tuyas en su apartamento, por eso te reconocí.Estoy llorando como Magdalena.—¿Por qué Izan? ¿Por qué si necesitas dinero no pedírselo a tu papá?Sus facciones se endurecen—Mamá contactó a Alex cuando estaba a punto de morir ¿Sabes que le dijo ese hombre al cu
14Gabrielle Smirnov La manera en cómo me mira Hiraku, me causa asco y repulsión. Mis piernas tiemblan, Izan se gira para verme y sucede, uno de los hombres del japonés ha soltado un disparo. El mafioso tiene más de diez hombres a su disposición. Las personas corren a mi alrededor, los dedos de Izan sujetan mi vestido, atrayéndome hacia él.