Horas más tarde
Banyoles, España
Karina
Después de tantas dudas, de tantas noches en que nos alejamos el uno del otro, volvimos a encontrarnos como pareja. Esa primera vez fue como romper un dique contenido demasiado tiempo: lo hicimos con urgencia, con hambre, con la necesidad de recuperar todo lo perdido. Y luego, cuando la calma llegó, nos amamos de nuevo, lento, despacio, como si quisiéramos memorizar cada rincón del otro.
Exploramos todas las formas posibles: arriba él, debajo yo, de costado, de rodillas, con risas entrecortadas y jadeos que llenaban la habitación. La pasión nos llevó a reinventarnos en cada movimiento, pero lo que más me marcó fueron los susurros: palabras de amor, de perdón, promesas rotas que ahora buscaban repararse con cada beso. El roce de su piel contra la mía era tan familiar como desconocido al mismo tiempo, una mezcla entre nostalgia y descubrimiento.
Nos quedamos despiertos hasta el amanecer, exhaustos y satisfechos, pero sin querer soltarnos. Él acaric