Rabia, confusión y más (1era. Parte)
El mismo día
Atlantic City
Lance
Pensé que había tocado el cielo con mis manos después de la noche especial con mi chica, pero el sonido insistente del celular me arrancó del sueño. Estiré el brazo a ciegas, con los ojos entrecerrados, tanteando el colchón vacío a mi lado. No estaba. Abrí los ojos de golpe.
—¿Karina? —llamé en un susurro incrédulo, como si su nombre pudiera devolverme su presencia.
No hubo respuesta. Me incorporé de inmediato, el corazón palpitándome con fuerza mientras me deshacía de las sábanas. La habitación estaba en silencio, con el aire aún impregnado del perfume de su piel y los ecos de lo que habíamos sido anoche. Pero ella… ella ya no estaba.
Caminé descalzo, revisando cada rincón como un loco. El baño, vacío. El sillón, la ventana… Nada. Su valija no estaba. Sus zapatos tampoco. Me detuve en seco en medio de la habitación, el pecho apretado.
—No… no puede haberse ido así… —musité, negando con la cabeza mientras me pasaba una mano por el rostro.
Pero ese fue e