Latidos y secretos (2da. Parte)
Fines de Agosto
New York
Martha
Los anónimos han seguido llegando, cada uno más inquietante que el anterior. La policía logró rastrearlos, pero todos conducen a callejones sin salida: enviados desde distintos puntos del país con seudónimos imposibles de rastrear. Mientras tanto, he empezado a retomar de a poco mis labores al frente de la empresa, aunque sin dejar de vigilar de cerca la recuperación de mi hijo.
Por otro lado, logré obtener la dirección de Yang Ling gracias al teléfono que me dio Steven. La he llamado varias veces, pero sigue de viaje. Ahora, mi atención se centra en Roger y las novedades sobre los sabotajes.
–Martha, ¿podemos hablar o estás ocupada? – entra Roger a mi oficina, apoyando una mano en el respaldo de la silla antes de sentarse.
–Siéntate, Roger. –respondo mientras acomodo unos papeles sobre el escritorio–. ¿Pudiste averiguar algo del mecánico? ¿Han localizado a Cohen? ¿Está detenido?
Roger cruza los brazos, su mirada se endurece.
–Martha, Douglas Cohen se fu